domingo, 13 de julio de 2014

DUALIDAD METAFÍSICA

Cuanto menos quiero para mí... más gano.
Cuanto más me desapego de mi persona... siento más poder.
Más fuerza inunda mi ser cuanto más humilde soy.
Cuanto menos pretendo... más perfecto me vuelvo.
Solo perdiendo lo que "todos" ansían ... gano mi Ser.
Mientras más pierdo de lo todos desean...más alcanzo, más consigo, más real me vuelvo.

miércoles, 9 de julio de 2014

DISERTACIÓN NºII

Desde el comienzo de la Humanidad, pongámosle cuando el ser humano adquiere conciencia de sí mismo y de su papel en el mundo, y a la vez, por contraposición, de su muerte y de su finita existencia, podemos encontrar creencias muy arraigadas que tratan de explicar fenómenos inexplicables, respuestas a las preguntas que suponen prioridad máxima para seres con el poder más grande de todos: la razón. Preguntas como: “¿quién soy?”, “¿de dónde vengo y a dónde voy?”, “¿por qué y para qué estoy en este mundo?”, “¿cuál es mi destino?”.

Completamente todas las culturas de nuestro planeta, a lo largo de toda la historia de la Humanidad, desde las grandes civilizaciones como los mesopotámicos, egipcios, romanos, pasando por pueblos o tribus pequeñas y llegando a nuestros tiempos, han tenido algún tipo de creencia espiritual o religiosa, que ha tratado de explicar aquello que nos rodea y nos conforma, llegando a ser pilares centrales de sus respectivas culturas y sociedades, y dando un sentido más amplio de yo, como parte de un todo, de un sistema organizado.

Con los avances del conocimiento, y de la ciencia en particular, pareciera como si la religión/espiritualidad fuera perdiendo fuerza, por lo menos en lo referente a los países llamados “civilizados” o “avanzados”, en Europa, cuya presencia recuerda más a la de un fantasma que poco a poco va perdiendo nitidez en los dibujos de las mentes modernas. Esto es un efecto más que esperable si nos fijamos en cómo ha sido tratada la religión en estos países. En España, por ejemplo, podemos echar la vista atrás y ver cómo el Estado se sirvió de la misma para conseguir sus fines y controlar a los ciudadanos, insertando represión y miedo. Es decir, tomando a la religión no como una necesidad real, como es comer, dormir, y algo que en cualquier caso, debería de ser bueno para el hombre, ayudando a encontrar una dimensión más amplia, más interesante del mundo y de sí mismo, que termine de dar sentido a lo que estaba y a lo que hemos creado también; sino más como una imposición, sirviéndose de esta como una empresa-organización, que más que para los demás y de los demás, por derecho intrínseco, pareciera un sutil medio de manipulación mental y comportamental institucionalizado y dogmático.

Si añadimos a la represión y al miedo durante siglos las atrocidades que los componentes de los que se hacen llamar mensajeros de Dios, o educadores de Dios han cometido y que han salido a la luz (violaciones, maltratos, torturas, asesinatos de la Inquisición, pederastia, etc. -lo cual es normal, porque participan de la condición humana, en condiciones no humanas, como son el tener que cumplir sus votos y no poder tener relaciones sexuales, algo necesariamente humano por naturaleza y que está reprimido, por lo que saltará en forma de perversión-). Es más que entendible que la fe esté de capa caída en estos momentos históricos, y si a esto unimos los avances de la ciencia, que ponen en entredicho muchos preceptos y dogmas de múltiples religiones, tenemos servido el plato del panorama religioso actual, pero no espiritual, que ciertamente muchos confunden o más bien funden.

En efecto, tener creencias espirituales sólo pasa por creer y sentir que existe algo más allá, sin pasar por dogmas o rituales repetitivos sin un sentido lógico-interno para la persona. La religión, en cambio, son rituales repetitivos impuestos (como rezar de forma monótona, normalmente sin prestar atención ni a lo que se está expresando, o acudir por compromiso a misa), fundamentados en dogmas que no atienden a las necesidades espirituales reales de quienes llevan a cabo estas prácticas religiosas.

martes, 8 de julio de 2014

CAOS

No podréis callarnos, no podréis vencernos 
No podréis esclavizarnos, no podréis engañarnos más
No podrás mantenerme en la ignorancia 
No podrás sacar nada más de mí
No me harás insensible, no me harás odiar
Aunque tuvieras mi cuerpo, no tendrás mi voluntad
No tendrás mi libertad, no me dejaré engañar 
No seré tu juguete sin sueños y roto al que no quieres más
No seré una historia insustancial
No doblegarás al templo que conecta el despertar
No enturbiaras el lago cristalino de mi paz
Ninguna maya puede atrapar el cielo, mi cielo 
No ostento joyas ni portentos, sencillo y calmado quiero estar
No todo es como dicen: Su verdad no es mi verdad
Veo unas cicatrices que no saben ni que están
Un mundo sin cimientos con unos muros hechos de espejos
Aisladas ventanas de dinero, que dan a un sendero de espinas y agujeros
Con cuartos vacíos por dentro, e inconexos
Con un desván de mentiras, errores, temores y también de terrores
Escaleras oscuras que conducen al miedo y tras ellas las puertas que nunca debieron cruzar

Como el juego del viento

Dí que sí, después tal vez, y luego no puedo
Como zarandea el viento a la brizna de paja, a las hojas secas del suelo
Súbeme, bájame, entra dentro y desaparece luego, emborráchame de miedo
Hazme el maniquí de tu antojo y prueba conmigo que bien sabe la sutileza del tormento
Rompe mis huesos y tírame al mar o al fuego, mientras me miras con los ojos rojos y llorosos diciéndome te quiero.
Hazme sentir estúpido 1000 veces, pobre y débil. Carente de poder sobre tí, sobre mí, sobre nada
Que ya no soy dueño de tu sonrisa ni de mis sueños
Si ahora tus ojos me devuelven el vacío como agujeros negros
Que se traga la vida, la ilusión del te quiero
Y así, mientras todo daba, todo perdía porque no lo guardabas..
Te di mi vida, te enseñe mis heridas,
Te enseñe mi alma, mi casa, te di todo de mí 
Ahora como el estiércol en tus páramos me siento...
Al dar todo lo más valioso que tengo sin ser suficiente para que fuera cierto

Fantasma de tormenta



Gracias por aparecer como un fantasma susurrándome al oído
 para desaparecer y repintar un vacío que estaba llenándose..
 Gracias por abrir la herida cicatrizante del contorno de mi pecho
 tan solo para recordarme a que sabe el desprecio
Ahora vomito tu aliento, tu olor y tu pelo, 
Tu cuerpo que es templo de un dios al que ya no venero